Si llevas un tiempo trabajando como autónomo, seguramente ya habrás escuchado mil veces hablar de la retención del IRPF. Y si acabas de empezar, quizá te suene a chino y te estés preguntando qué significa exactamente y por qué es algo tan importante.

Lo cierto es que este tema genera dudas tanto en los que empiezan como en quienes ya llevan años facturando. La razón es sencilla: el IRPF no es solo un impuesto que aparece en la nómina de los asalariados, también es un elemento clave en la facturación de los profesionales por cuenta propia.

Pero vamos paso a paso.

¿Qué es realmente la retención del IRPF?

La retención del IRPF es, en pocas palabras, un anticipo a Hacienda. Cada vez que emites una factura (o recibes una nómina en el caso de los trabajadores asalariados), se descuenta un porcentaje de tus ingresos que va directamente a la Agencia Tributaria. No es un dinero que pierdas, sino un adelanto que después se regulariza en la Declaración de la Renta.

Piénsalo como si fuese un “pago a cuenta” para que, llegado el momento de hacer tu declaración anual, ya hayas ido cubriendo parte de lo que te corresponde pagar. De esta manera, evitas tener que desembolsar todo de golpe.

¿Quiénes están obligados a aplicar IRPF en sus facturas?

Aquí es donde empieza lo interesante para los autónomos. No todos los que trabajan por cuenta propia deben aplicar esta retención en sus facturas, pero si te diste de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) dentro de un epígrafe vinculado a actividades profesionales o artísticas, sí o sí estás obligado a hacerlo.

Además, la obligación no depende solo de tu actividad, sino también de a quién le emites la factura.

  • Si tu cliente es otra empresa o otro profesional autónomo, tendrás que aplicar IRPF.
  • Si tu cliente es un particular, no debes incluirlo en la factura.

Ejemplo:

  • Eres diseñador gráfico y trabajas para una agencia de publicidad → debes incluir la retención.
  • Diseñas un logotipo para un particular que quiere abrir un blog personal → no aplicas IRPF.

¿Cuál es el porcentaje de retención que se aplica?

Aquí entramos en la parte práctica. La regla general es la siguiente:

  • 15 % de retención de IRPF: este es el porcentaje habitual que deben aplicar los autónomos profesionales en sus facturas.
  • 7 % durante los tres primeros años de actividad: Hacienda permite a los nuevos autónomos aplicar este porcentaje reducido para que dispongan de más liquidez en los comienzos.

Ahora bien, ten en cuenta que acogerte al 7 % es opcional. Si quieres, puedes empezar directamente con el 15 %, aunque casi todos los que empiezan prefieren aprovechar ese pequeño “respiro” en los inicios.

Actividades con retenciones especiales

La norma general es del 15 % o del 7 %, pero existen excepciones. Algunas actividades tienen un porcentaje mucho más bajo:

  • Ganaderas → 1 %
  • Agrícolas → 2 %

Esto significa que si te dedicas a estas actividades, tu factura no tendrá nada que ver con la de un abogado o un consultor.

Facturas a particulares: ¿llevan IRPF?

Este es uno de los errores más comunes de los que empiezan. La respuesta es NO.

Si tu cliente es un particular, no debes aplicar IRPF. En esos casos, la factura incluirá solo la base imponible y el IVA correspondiente.

Ejemplo sencillo:

  • Un carpintero de aluminio hace un portal para un vecino → factura con IVA, pero sin IRPF.
  • Ese mismo carpintero trabaja para una constructora → factura con IVA + IRPF.

¿Qué pasa si no retienes el IRPF cuando deberías?

Aquí llegan los problemas. Si estás obligado a aplicar retención en tus facturas y no lo haces, Hacienda puede considerar que estás incumpliendo tus obligaciones fiscales. Y eso se traduce en:

  • Sanciones económicas que pueden ser bastante altas.
  • Recargos por no haber ingresado a tiempo el dinero que correspondía.
  • Intereses de demora que harán que la cantidad que debas pagar vaya creciendo con el tiempo.

En resumen: cuanto más tardes en solucionar el error, más caro te saldrá.

¿Y si me doy cuenta del error antes que Hacienda?

Por suerte, no todo está perdido. Si detectas el fallo antes de que Hacienda te notifique nada, puedes corregirlo emitiendo una factura rectificativa.

La factura rectificativa sirve para anular o modificar la factura original, incluyendo correctamente la retención que olvidaste. De esta manera, regularizas la situación antes de que la Agencia Tributaria te imponga una sanción.

El papel del modelo 130

Aquí entra en juego otro de los grandes desconocidos para muchos autónomos: el modelo 130.

Aunque retengas IRPF en tus facturas, si tributas en estimación directa (normal o simplificada) estás obligado a presentar este modelo de forma trimestral.

  • Se presenta en enero, abril, julio y octubre.
  • Sirve para declarar los ingresos y gastos que has tenido en el trimestre.
  • Permite calcular la parte del IRPF que debes ingresar como pago a cuenta.

En otras palabras, el modelo 130 es el complemento perfecto de las retenciones. Si olvidas presentarlo o lo haces fuera de plazo, también tendrás recargos e intereses.

Por qué es tan importante entender bien el IRPF

Podría parecer un trámite más dentro de las obligaciones fiscales de un autónomo, pero la realidad es que aplicar correctamente el IRPF en tus facturas es clave para tu contabilidad y para evitar problemas con Hacienda.

Si te equivocas:

  • Puedes pagar de más en impuestos (si no incluyes una factura con IRPF como gasto deducible, por ejemplo).
  • O puedes enfrentarte a sanciones y recargos.

En ambos casos, el error lo pagas tú.

Por eso, conviene no solo conocer las normas, sino también tener un buen sistema de facturación que te ayude a evitar descuidos. Hoy en día existen programas y plataformas que, al introducir tus datos, ya te calculan automáticamente la retención que corresponde según tu situación.

Consejos prácticos para no equivocarte con el IRPF

  1. Infórmate bien al darte de alta → Elige correctamente tu epígrafe del IAE y asegúrate de saber si tu actividad exige retención.
  2. Decide si aplicarás el 7 % o el 15 % → Si eres nuevo, plantéate si te conviene tener más liquidez ahora o prefieres ir adelantando más impuestos.
  3. Comprueba siempre los datos de la factura → Antes de enviar la factura, revisa que el IRPF esté correctamente aplicado.
  4. Guarda copias de todas tus facturas → Tanto emitidas como recibidas. Te servirá de respaldo en caso de inspección.
  5. No olvides el modelo 130 → Aunque retengas IRPF en las facturas, este modelo trimestral sigue siendo obligatorio en la mayoría de casos.
  6. Corrige los errores cuanto antes → Si te das cuenta de un fallo, emite la factura rectificativa sin esperar.